A cada paso que des en Roma respirarás su historia. Cuando levantas la vista puedes imaginar lo que fue en  su día el centro de la humanidad, un imperio que se encargo de dejar presente su legado para toda la eternidad.

He visitado en dos ocasiones la capital italiana y nunca me canso de pasar por allí. Es leyenda, lleva la palabra historia tatuada en cada rincón de la ciudad.
No sabría que  añadir a todo lo que se haya podido hablar sobre esta ciudad. Es monumental, tienes todas las opciones disponibles para disfrutar de ocio y buena comida a la par de ir contemplando obras majestuosas a medida que tu camino avance.

Lo que si puedo hacer es daros mi mejor consejo y es que para disfrutar de la ciudad de Roma lo mejor es tener la capacidad de trasladarte a la época de los emperadores romanos. Si logras esto no te dejara indiferente ya que es capaz de transmitir sensaciones que van desde la sonrisa al escalofrío más profundo.

En cualquier calle, en cualquier recoveco tienes una capilla, un arco, una columna que admirar y fotografiar, una ciudad que da muchas posibilidades y además es buena opción para desplazarse a otros puntos de Italia.

No es casualidad que se diga que todos los caminos llevan a Roma y es que los romanos se encargaron de dejar su centro neurálgico bien conectado con el resto del imperio. Llegaron a hacer caminos que aún a día de hoy se conservan y otros muchos que heredaron el nombre como fue en su momento «Vía de la plata» ,hoy día conocida como Ruta de la Plata conectando de norte a sur la península.

Quiero que por un momento, os sentéis y penséis en las luchas de gladiadores, en un emperador que gobernaba el mundo y con un simple movimiento de su pulgar decidía sobre la vida de las personas. Ese lugar donde también había obras de teatro, carreras de caballos y otras actividades dentro un mismo enclave.
Contemplad el coliseo.

 

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